Como adultos quisiéramos confirmar que los niños son demasiado pequeños para sentir la tristeza y desesperación que el dolor puede traer. Lamentablemente este no es el caso. Los niños y jóvenes lloran tan profundamente como los adultos, pero lo muestran de diferentes maneras. Aprenden a llorar imitando las respuestas de los adultos a su alrededor. Confían en que los adultos les brindaran lo necesario para pasar su dolor.

Los niños tienen una capacidad limitada para poner en palabras los sentimientos, pensamientos y recuerdos y tienden a “comportarse mal” en lugar de expresarse verbalmente. Poco a poco van adquiriendo el lenguaje de los sentimientos al escuchar las palabras que usted usa. Mostrar su dolor los animará a expresar el suyo. Su comportamiento es su guía. Esto es valido para los niños de todas las edades—desde los niños pequeños hasta los adolescentes.

Los niños son naturalmente buenos para mostrar o no su dolor. Pueden estar intensamente tristes un minuto, y de repente cambiar a jugar felizmente. Esta aparente falta de tristeza puede llevar a los adultos a creer que los niños no se ven afectados. Sin embargo, esta dualidad en su comportamiento, feliz y triste, en la demostración del dolor es un tipo de mecanismo de seguridad incorporado que les impide ser abrumados por sentimientos fuertes.

A medida que los niños crecen, este instinto de cambiar el comportamiento se vuelve mas difícil. Los adolescentes pueden pasar un largo tiempo en un solo comportamiento, como estar retraídos u otra actividad que los ocupe.

Una madre dijo:

A mi hija de diez años parece no importarle lo sucedido. Ella lloró ese día, por que nos vio a todos llorando. No ha vuelto a hacerlo.

Para una persona joven, seguir adelante con su vida podría implicar mantenerse con un horario de actividades excesivas, como manera de callar el dolor. O, por el contrario, retraerse totalmente, rechazando la ayuda ofrecida, siendo generalmente muy difícil comunicarse con ellos. Si este es el caso, trate de ser paciente y continúe haciéndole saber que usted todavía está allí para ayudarle. Sin embargo, trate de no presionarlos para hablar.

La diferencia entre el dolor de un niño y un adulto puede ser ilustrado así: un niño salta dentro y fuera de un charco de dolor,pero un adulto está en lo profundo del río, siendo llevado por la corriente, encontrando difícil salir.  

Respuestas, sentimientos y comportamientos comunes

Es normal que los niños y jóvenes reaccionen fuertemente a la muerte de alguien cercano, incluso si estos sentimientos y comportamientos se ven y sienten poco normales.  A los adolescentes les resulta difícil mostrar sentimientos de dolor a su familia, cuando para ellos la vida ya está llena de desafío e incertidumbre. La capacidad de atención de un niño coincide con la cantidad de información que puede manejar en cualquier momento. Cuando alcanzan el límite de dolor que pueden soportar, los niños pueden cambiar a sentimientos que son mas tolerables. Por ejemplo, un niño puede reírse inapropiadamente para evitar hablar de miedo o tristeza. Esto puede parecer indiferente, pero en realidad es un mecanismo de defensa para prevenir la sobrecarga emocional. La forma en que un niño o joven responde a la muerte será influenciado por su edad, la relación que tuvo con la persona que murió y la forma como murió esa persona.

Edad y comprensión

Todos los niños son diferentes y un niño maduro de cuatro años puede tener una mejor comprensión de la situación, y del significado completo de lo que significa estar muerto, con respecto a un niño que es mayor. 

Un niño mayor generalmente entiende más. En la medida que va adquiriendo conciencia del significado de la muerte, puede ser difícil de soportar. Llevarlo a la negación como mecanismo de protección y a aparentar un estado de tranquilidad. Consulte nuestra hoja de información “La comprensión de la muerte de los niños en diferentes edades”, para obtener más información.

Bebés y niños pequeños

A esta edad, habrá poca comprensión de lo que significa la muerte, pero habrá una sensación de ausencia de alguienimportante. El resultado de la

sensación de ser abandonado puede conducir a un comportamiento de apego inusual. Sin lenguaje  para poder expresar lo que siente, a esa edad, un niño demuestra su ansiedad e inseguridad como un llanto inconsolable. Las rutinas de alimentación y sueño pueden verse interrumpidas. También pueden expresar su angustia con expresiones o comportamiento de infelicidad.

Preescolares

La comprensión será cada vez mayor, pero también la necesidad de información, para dar sentido a lo sucedido, desencadenando un montón de preguntas. Las ansiedades alrededor de aspectos cotidianos son comunes, aumenta la ansiedad por la separación, incluso por períodos cortos. Puede haber una regresión en el comportamiento por ejemplo con el control de esfínteres y en general puede comportarse como un niño más pequeño. Algunos se sienten ansiosos por la oscuridad cuando es la hora de dormir. Igualmente les resulta difícil comprender la permanencia de la muerte y pueden esperar que la persona regrese. Cuando esto no sucede puede haber decepción y tristeza. Pueden luchar con el concepto de "no tener vida" y, por lo tanto, necesitan la seguridad de que las personas muertas no sienten nada y no están sufriendo.

Niños en edad escolar

Los niños a esta edad comienzan a comprender el concepto de que los muertos no regresan y que la muerte nos sucede a todos, incluso a ellos mismos. Pueden temer a la muerte de sus seres queridos. Algunos podrán sentir que de alguna manera lo que ha sucedido fue su culpa. Si se sienten así, algunos reaccionan a esto siendo especialmente buenos para compensar su sentido de 'maldad'. Otros se comportan mal para atraer el castigo que sienten que merecen. Incluso cuando no hay ninguna expectativa de hacerlo, un niño puede asumir el papel de cuidador de un adulto o hermanos sobrevivientes. En un intento de parecer adultos podrían asumir responsabilidades adultas inapropiadas.

Adolescentes

La pubertad es una época de grandes cambios y para una persona joven un duelo se suma a estos. Los adolescentes se esfuerzan por ser independientes y adultos, pero la muerte de un ser querido genera vulnerabilidad. Sus sentimientos de dolor pueden sersimilares al de los adultos, pero tienen inhibición para expresarlo, en parte porque pretenden ser “grandes” y porque evitan ser diferentes a los amigos. Algunos jóvenes se vuelven apáticos, deprimidos y retraídos y desarrollan una actitud de "¿cuál es el punto?", hacia la escuela e incluso con la vida. Por otro lado, una vida social muy agitada puede ser una distracción para pasar el dolor. Esto puede ser útil a veces, pero los sentimientos de dolor pueden resurgir repentinamente y tornarse más difícil   de manejar. El comportamiento de riesgo o el comportamiento antisocial no es inusual.

Ninguno de las situaciones descritas es motivo de preocupación a menos que duren mucho tiempo o afecten la capacidad deun niño o joven para participar en la vida cotidiana o su seguridad y bienestar. Es importante recordar que el dolor es normal y con la ayuda adecuada, la mayoría de los niños y jóvenes serán transformados, pero no dañados, por lo que ha sucedido.

La relación con la persona que ha muerto

La pérdida de un padre o cuidador principal puede tener un efecto devastador en un niño. Los sentimientos de inseguridad son comunes, y los niños se preocuparán de '¿quién me cuidará ahora?' Esto puede parecer insensible, pero los niños viven en un mundo muy concreto y necesitan saber como seguirán siendo protegidos. También pueden temer que su otro padre va a morir y necesitará mucho apoyo en torno a esto.

Después de la pérdida, los niños pueden sentir que es su deber asumir las responsabilidades del padre que ha muerto, incluso cuando nadie espera esto de ellos. Es algo que algunos niños sienten que tienen que hacer. Esta es una carga muy pesada para ellos y necesitarán la confirmación de que esto no se espera de ellos y tampoco es apropiado. Con el tiempo, todo el mundo puede adaptarse a vivir la nueva vida, con otras rutinas y formas de hacer las cosas.

Cuando un niño muere dentro de una familia, sus hermanos pueden sentirse abandonados, porque las emociones se centran comprensiblemente en el niño que ha muerto. Los hermanos pueden tener emociones contradictorias de profunda tristeza, mezcladas    con alivio porque los adultos ahora podrían tener más tiempo para ellos. Luego pueden sentirse mal por tener estos pensamientos y la culpa es común. Cuando un hermano muere, los niños sobrevivientes pueden preguntarse por qué están vivosy su hermano o hermana está muerto. Pueden    temer que sea su turno de morir después de la muerte de su hermano/a.

Un abuelo que estuvo muy involucrado en el cuidado de un niño pude ser extrañado mas que un abuelo que rara vez fue visto, pero es importante no hacer suposiciones. Una muerte que parece no ser muy significativa puede desencadenar sentimientos alrededor de otras pérdidas.

Como murió la persona

La forma en que alguien muere afectará la reacción de un niño. Una muerte súbita no permite tiempo para prepararse, no hayoportunidad de decir adiós. También hay una sensación de quedar suspendido, o con asuntos pendientes. Cuando un padre o un hermano muere inesperadamente en un accidente de tráfico, o más traumático aún a través de asesinato o suicidio, la reacción inmediata es de shock e inmovilidad total. Los jóvenes pueden sentir un dolor inmenso en su pérdida, e ira con la persona que ha muerto y los ha dejado. La frustración por perderse las actividades planificadas con aquel y que ahora nunca podrán suceder. Pueden tener remordimientos por algo dicho o que no tuvieron oportunidad de decir.

Ruby tenia 6 años cuando su hermano murió:

Rowan realmente no era de mi agrado, y ahora quisiera que supiera cuanto lo extraño.

Por todo lo anterior, podemos suponer que una muerte esperada es más fácil de soportar que una repentina. Pero esto no siempre es así, son simplemente distintas. Para los niños y jóvenes, la muerte de quien ha estado enfermo durante un tiempo puede ser también un gran shock, cuando no se ha sido consciente de la enferme-dad.

Geof tenia 13 años cuando su madre murió:

Oimos un hombre hablando nuestro lado sobre una joven que acababa de morir. De inmediato supe que era mamá.

Los adultos nos comunicamos con los niños todo el tiempo, incluso cuando no tenemos la intención de hacerlo. Ellos sabrán que algo está mal por el cambio de comportamiento de los adultos. Cuando una muerte puede anticiparse, trate de preparar a los niños sobre ella.

Con el apoyo adecuado, la mayoría de los niños y jóvenes en duelo, no necesitarán ayuda profesional. Lo que si necesitan es el amor y el cuidado de los adultos en quien confian. Puede ser también de gran ayuda el apoyo de otros familiares adultos y sus profesores.


Podemos ofrecer un servicio de interpretación para el apoyo que ofrecemos por teléfono, video y cara a cara. Para obtener más información, llame a nuestra línea de ayuda del Reino Unido al 0800 02 888 40